Cada persona es única, con hábitos únicos, y un estilo de vida único.
De acuerdo con algunos estudios, solo el 20% de las personas mantienen un plan de alimentación para perder peso a largo plazo. Esto quiere decir que, el 80% de las personas renuncian antes de ver los resultados.
Tal vez, no quieres comprometerte a un “largo” proceso, tal vez piensas que es difícil o incluso imposible y te resignaste a vivir con esa cintura en expansión que solo afecta tu bienestar, pero ¡espera! ¿qué pasaría si la solución está en tu propia mente?
Existen muchos motivos que explican por qué no logras adelgazar, algunos de ello son los siguientes:
- Es necesario dejar a un lado toda esa comida «rica»
- Es un proceso y estamos acostumbrados a lo imediato
- Las consecuencias de comer mal no aparecen ahora
- Es más conveniente y fácil comer poco saludable
- Representa un esfuerzo gigante (o eso parece)
Por eso, a pesar de que quieres bajar de peso y mejorar tus alimentos diarios, tu intención tiene poco efecto frente a estos hábitos poco saludables.
Por este motivo, si no cambias verdaderamente tus hábitos sólo logras comer mejor durante muy poco tiempo, pero para adelgazar y ver resultados este poco tiempo no es completamente suficiente.
Las personas que logran mejorar su alimentación y adelgazar, empiezan con pequeñas acciones y establecen rutinas fijas.
Estos trucos te ayudan a engañar a tu cerebro para controlar tus porciones y seleccionar mejor tus alimentos. Con el tiempo esta diferencia en calorías puede ayudarte a lograr tu peso ideal. Ahora que tenemos las ideas claras, es hora de poner en marcha estos trucos.
1 Usa platos más pequeños y vasos más largos
Cuando usas platos muy grandes, inconscientemente te sirves porciones más grandes. Es fácil engañar al cerebro en temas visuales, por lo que con un plato más pequeño, puede que te sirvas la misma porción que en otro, pero tu cerebro pensará que es mucho más y se sentirá satisfecho.
Por otra parte, usar vasos más grandes hará que tomes más líquido y con eso terminarás comiendo menos. Puedes consumir bebidas sin azúcar o jugos naturales, pero recuerda agregarles algo de agua para que no sean calorías concentradas.
2. Cuenta el número de veces que masticas tus alimentos
Empieza a hacerlo como un juego que te ayuda a saborear tus alimentos y a comer con más atención. Luego trata de aumentar el número en cada bocado. De esta forma, evitas comer más de la cuenta y te sentirás más satisfecho sin sentirte a punto de explotar.
Por otra parte, masticar mejor los alimentos ayuda con el metabolismo
3. Nunca comas directamente del envase
La base de la buena alimentación es controlar las porciones y la mejor manera de hacerlo es con porciones conocidas. Se ha demostrado que comer directamente del envase, ocasiona que perdamos el control sobre la cantidad de alimentos que vamos a consumir.
Así que utiliza tazas o cucharas de diferentes tamaños, para que controles visualmente lo que vas a comer.
4. Divide el gran envase en otros más pequeños
Seguramente recuerdas cuando estabas en el kinder y tu colación siempre venía en bolsitas pequeñas. Un truco es hacer lo mismo que en ese tiempo: colocar tus alimentos en pequeñas bolsitas de plástico o recipientes chicos. Esto te ayuda a sentir como si te comieras el envase completo y tu cerebro lo procesará de la misma forma.
5. Deja los alimentos saludables a la vista
Nuestro cerebro elige aquellos alimentos más al alcance y si tenemos el cuidado de tener alimentos saludables listos para comer, estaremos decidiendo mejor el 100% del tiempo.
6. Visualiza un botón de pausa dentro de ti
La próxima vez que sientas un poderoso imán hacia ese tarro extra-grande de helado, imagina que tienes un botón de pausa dentro de ti. Congélate y trata de esperar unos minutos y antes de presionar el botón de play para sacar el helado, vuelve a pensar si todavía lo quieres, si en realidad tienes hambre o si es una buena decisión.
Los atracones y muchas decisiones poco saludables de comida, son impulsivas, por lo tanto, tener un botón de pausa imaginario puede ayudarte a controlarlo de una forma efectiva.
7. No te prohibas ningún alimento solo reduce la porción y come sin culpas
Cuando nos prohibimos algo e intentamos eliminar ese pensamiento, sólo ocasionamos que aparezca más frecuentemente. Por ejemplo, cuanto más trates de reprimir el hábito de comer papas fritas, más relevante se vuelve para tu mente. Lo que hace que el pensamiento aparezca continuamente y de forma más fuerte, lo que genera el antojo y me conduce a comer más papas fritas.
8. Imagínate comiendo antes de comer
Pensar en comer una bolsa de dulces hace que sea más probable que comas menos cuando realmente empieces a comer, de acuerdo con un estudio de 2010. La clave está en pensar que comes ese alimento en lugar de pensar solo en este.
Por ejemplo: piensa en lo bueno que un vaso helado de agua fría te hace sentir en un día muy caluroso cuando no has bebido nada durante horas. De pronto, la sensación se asocia con un placer emocional intenso, que desaparece poco a poco. Eso se llama habituación y conduce a una disminución de la respuesta de la dopamina que hace que el beber ese vaso helado de agua que imaginaste, sea menos placentero. Pasará lo mismo con la comida.
9. Haz una lista de distracciones
ste puede ser un plan alternativo cuando el botón de pausa no funciona. Tener una lista de distracciones, te ayuda a decidir rápidamente qué hacer para distraerte y evitar un atracón.
La lista puede incluir cualquier cosa: jugar, hablar con una amiga, dar un paseo, leer, escuchar música, lavarse los dientes, tomar agua, lavar los platos, revisar tu correo etc.
10. Lleva siempre un snack saludable de emergencia
El hambre entre comidas es la peor consejera. Tu hambriento estómago hace que el donut, la bolsa de dulces o las papas chips se vuelvan alimentos muy atractivos e irresistibles en ese momento.
Los snack’s o colaciones poco saludables son una de las razones principales detrás del aumento de peso.
“Cambia la forma en la que comes y cambiarás tu vida”